TUVE QUE CONTENERME LA MANDÍBULA.
Tuve que contenérmela para no estallar,
tenia ganas de bailar, y de saltar en la cama,
y de lanzarle una almohada,
y de que me la devolviese,
y hasta de que me diese ganas de devolvérsela...
Tenía ganas de eso y de más,
de mucho más,
pero los otros no,
la ciudad entera se negaba;
esta vez no,
él, sobre todo él,
decía que NO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario