viernes, 4 de marzo de 2011

LA MALDAD A LOS 7 AÑOS

Las niñas de ahora son más temibles que nunca, y si alguien opina lo contrario que lo argumente razonadamente, cosa que me parece imposible.

Me explico: tengo una hermana pequeña, de siete años. Es una dulzura de niña, me tiene engatusada, claro, y la quiero muchñisimo, como no podía ser de otro modo.
Intento enseñarle cada día pequeñas dosis de valiosas lecciones que creo conveniente que aprenda para que, poco a poco, sepa más de lo que va a encontrarse cuando crezca.
Hasta aquí todo bien, pues a ella le gusta que lo haga y a mí me encanta aconsejarle, pero ALARMA! una niña de su clase, que desde hace cosa de un año se ha convertido en su "amiguísima", es MANIPULADORA, y sí, lo digo con mayúsculas porque,a pesar de que con siete años parezca imposible, es de los peores casos de esta mierda personificada que he conocido, por desgracia, en toda mi vida.

La niña en cuestión la manipula, para que mi hermana, Violeta, haga lo que ELLA, la niña mala -como en el cuento de Vargas Llosa-, quiere hacer, es una mente pensante por ella, que la bloquea y la anula, y lo que es peor, la hunde CUANDO A ELLA LE APETECE, porque, está claro, si puede tenerla comiendo de su mano, también puede arruinarle la existencia en menos de un minuto de estúpidas y falsas palabras de falsedad disimulada bajo una cara de ángel que cuando se dirije a Violeta y demás víctima de su asqueroso problema de autoestima, se vuelve radicalmente en la del peor monstruo que jamás habitó en la tierra.

Y el problema ha ido a más en los últimos meses, de hecho, se ha intensificado como nunca antes en esta última semana. ¿ El porqué? Ahora sí que es evidente el separatismo al que incita la niña del diablo, pues en la clase se han formado grupos, como si de una película barata estadounidense estuviésemos hablando. Están las pijas, los empollones, los cochinos, los jugadores, las chivatas, y todo está, claro, bajo la firme determinación organizadora de ésta vil personita.

La marginación a la que se someten continuamente los niños por roces inestables de atención ha alcanzado una dimensión trascendental, pues, en el caso que comento, no se soluciona con una palabra de disculpa, por cierto innecesaria, sino que ahora los enfados duran días, y todo esto lo controla el dedo dictador de la niña mala. Y lo peor es que mi hermana le hace caso, la considera casi un ente superior, y todos en casa lo notamos, ahora ella está diferente. Si la niña dice que hay que dejar de hablarle a fulanita porque el día anterior no le dio un gusanito, mi hermana le hace caso, y las otras también, y la pobre niña marginada se queda SOLA, aislada en un mundo de bestias que cada vez empiezan antes a hacerse fuertes.

La situación ha llegado a un punto a partir del cual es imposible evitar que siga su expansión de crueldad por el colegio. Ciertas madres ya han comentado el desastre que está ocurriendo, la trsisteza melancólica de algunas de sus hijas -las víctimas-, pensando incluso en la posibilidd de cambiarlas de colegio -solución ineficaz pues seguirán encontrando especímenes de esta calaña. Podría hablarse con la madre de la niña mala, pero algunas intentonas ya han demostrado que, de modo quizás inconsciente, la madre potencia este comportamiento de este fruto de sus entrañas, e incluso le resulta gracioso, pues no ha sido solo una vez que ha visto la separación irracional entre niñas de su edad que este bicho ha provocado, y le resta importancia, cuando en repetidas ocasiones ve que es ELLA la que lo lleva a cabo. Y no acaba ahí el pasotismo materno, pues el hermano pequeño del bicho, un niño adorable, tan puro como el mineral recién extraído, también resulta afectado, y la madre ha visto como su hija separaba a mi hermana de una entrañable conversación con su hermano, dejándolo SOLO, una vez más, y le resta importancia. Pobre angelito, la que le espera...


Mi hermana, quizás pequeña, se que tiene la cabeza en su sitio, y se me agotan las ideas para abrirle los ojos a la verdad. Hoy intenté que se diera cuenta del daño que hacía cuando marginaba por obligación de la otra, y tras varias lágrimas de arrepentimiento de autotraición que NO ha reconocido, una malévola sonrisilla ha asomado por su cara y ha dicho que se lo merecía porque era una pesada y una "pegona".

Se me agotan las ideas, y no puede ser como la otra, no puede, NO, no es ese tipo de principios los que le hemos enseñado en casa, desde que era un bebé totalmente falto de sentimientos. Espero que el tiempo ponga las cosas en su sitio, y a la maldad la encierre bajo llave en un cuarto iluminado que la transforme por completo.
Lo espero de veras.

1 comentario:

meri dijo...

tranquila, yo estoy segura de veras que con una hermana como tú entrara muy pronto en razón :) y sé que, con tu paciencia, seguirás aleccionándola para que sea un ser tan maravilloso como tú :_D


(L)