miércoles, 28 de abril de 2010

barcelona toma 2

Por fin me he propuesto seguir con mi minuciosa crónica por las tierras del este...el motivo del retraso es que ha sido necesaria ( y prácticamente imprescindible) la participación de mi amiga "motivación", que últimamente anda un poco desaparecida.

Sigamos pues.
Me había quedado en que mi llegada había sido el viernes. Pues el sábado muy muy temprano, tras una agradable cena y un agradable descanso, opté por levantarme e ir a descubrir la parte "no monumental" de barcelona. Mi prima tenía que acudir raúda al parque de la ciutadella por algo relacionado con su trabajo, así que aproveche y partí de allí, desde donde más o menos controlaba algo de la parte con mar de la ciudad. Me fui andando hasta que al fin vi la estatua de Colón, y opté opor ir a desayunar al Starbucks del Maremágnum.

La verdad es que no había cambiado mucho desde mis anteriores y bastante continuadas visitas a la ciudad; seguía con sus tiendas, su aquarium, sus barquitos alrededor, el club naútico, la pasarela levadiza que hace de fondo para tantas fotos de turistas, el cine iMax...

Starbucks no me defraudó, una vez más, y con un café tan grande como el dedal de un gigante, me lancé a la búsqueda de cosas. Pasé un poco de la tríada Inditex; de eso ya hay en Coruña, y di vuelta atrás en dirección a las Ramblas y alrededores.

Siguiente objetivo: el barrio del Börne, del que tanto había oído hablar y en el que tantas tiendas "nouvelles" de diseñadores (digamos que nuevos) había. Decidí comprarme un mapa de la ciudad, y pensé en lo bien que estaría marcar en el mapa todas las tiendas que había decidido que visitaría desde Internet antes, mucho antes, de que comenzase mi viaje.
Lo haría después, cuando llegase a casa con (esperaba) un montón de bolsas.

Me dejé llevar por las calles un tanto góticas y sugerentemente vacías, mientras unas gotitas grises empezaban a humedecer el suelo de piedra. Me perdí y no encontré ninguna de las tiendas que suponía estaban ahí. Barcelona acababa de ganarse un punto a mi costa, pero no dejé que me consumiera la pena.

Me volví a dejar llevar, esta vez entre la gente caracol, que salía al sol como si de flores helio(foto)trópicas se tratase, y llegué a las Ramblas.

Anduve de callejuela en callejuela, pero nada me convencía, nada me terminaba de convencer definitivamente. Ya no recuerdo mucho los sitios que visité pero dejo claro que ese día (fatídico sábado, OMG!) no compré nada, aunque si que me llevé una buena visión de la que, a mi parecer, es la zona más animada de Barna.


Recuerdo con una nitidez casi pixélica el mercado de Sta. Catarina. El bullicio a esas horas de la mañana era total, lo empapaba todo, lo impregnaba todo.
Lo rodée y me seguí perdiendo. Recuerdo que descubrí una tienda de productos alimenticios gallegos y del Bierzo...me hizo realmente gracia encontrarme con algo asi por allí!

Un poco más adelante, llamó mi atención una tienda pequeña pero cuca...entré y sorpresa! Vendían cámaras Lomo! El sitio era muy agradable, y gracias a mi mapa y a las marcas que después me apresuré a garabatear, puedo afirmar con credibilidad certera que la tienda estaba situada en la calle Mirallers, 2.



Y después de visitar esta zona, como me volví loca durante demasiado tiempo para encontrar una maldita tienda de la que no llegué a saber nada aún, decidí seguir andando, y ya no recuerdo con creíble exactitud si fue antes o después de visitar la lomotienda, que llegué a la calle princesa, donde recuerdo que pregunté a varias personas sobre mi ubicación ( me desorienté muchísimo! ), y la verdad es que supongo que sería mala suerte, porque no fueron precisamente amables de todo, cosa que me extrañó porque hasta el momento los barceloneses atendieron mis dudas sin ningún tipo de problema.

Así que sin mucha información adicional, me recorrí un tramo de la calle. Pasé por delante del museo del chocolate, del cual no tenía ni la más remota idea, y mis ansias golosas intentaron hacerme flaquear y entrar, pero como no iba muy bien precisamente ni de tiempo ni de tiendas visitadas, hice de tripas corazón y proseguí mi paso.

Me reincorporé al gentió.
Anduve acercándome hasta donde la Vía Laietana se cruza con la catedral, y por allí, más o menos, decidí volverme a casa, así que emprendí el camino a la primera boca de metro cercana.
Estaba más cerca de lo que creía, y así, después de unos minutos de concienciación y de seguir rutas y rutas de colores con la yema de mis dedos sobre el panel informativo para verificar que línea me llevaba a casa, respiré hondo, miré alrededor, me aferré a mi bolso con más fuerza que las 325893578 veces que lo había hecho ya antes esa mañana y con una gran decisión interior me sumergí en la empinada y abarrotada escalera hacia el andén que quedaba abajo, donde por primera vez en mis (por entonces) 18 años de vida, cogería el metro sola.








...continuará.

1 comentario:

Anónimo dijo...

yo una vez viví en barcelona!