Me gusta el borroso forzado, es estimulante. La sensación ancestral de la calma mágica ya no se aprecia como antes.
Antes, todo tan poco nítido que los abismos asesinos aparecían a cada paso. Y ya no sé que hacer.... paraísos realistas en la piel de la noche cayéndole agua encima - requisito imprescindible -. No hay control, verborreas despreciables que amenazan con quebrar la poca cordura -del sombrero- que te quedaba. Y, pese a todo, lo demás es blanco, todo lo demás menos ella que se ha quitado su parte verde y la transparencia se ha vuelto tan nocturna que es imposible ver que tiene detrás.
Me las pongo, me las he puesto.
Volvemos a empezar.
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